domingo, 16 de agosto de 2009

Lo sabés...

La cama, tu sombra dibujada en la pared de sus recuerdos... Tus caricias ausentes reflejadas en la profundidad de sus lágrimas. No lo niega, ha pensado... El dolor se ha tratado de infiltrar en sus entrañas, y ella lo ha callado. Ha ahogado sus profundos gritos, que luchan por ser escuchados, en un pozo sin fondo, sin existir. ¿Será acaso tan malo ignorar? Dolor, presente y pasado, pero en fin dolor.
Su cuerpo parece inerte en ese valle de angustia y sombra, mas su corazón aún respira profundo. Solo con el corazón se puede ver bien, lo esencial es invisible para los ojos. Es visceral, casi carnal ese sentir orgánico que ignora. No recuerda.
El tiempo todo lo cura, ¿pero cómo saberlo? Vos, vos que todo lo sabés, pero tu voz tiembla. Ella lo notó. Casi imperceptible, pero tu evidencia es el tiempo.
Seguirá su camino, vos seguí el tuyo… No hay margen de error, sus cálculos no fallan, lo sabés.
Sintió. Si. Lloró. Pero sabés que eso pasa, el reloj sanará las heridas. No estás en su presente, ella de eso está segura. No formarás parte de su futuro, no serás nunca una mariposa. Tan solo una triste oruga. Seguí tu camino, ella seguirá el suyo. Cuando esté triste, mirará las puestas del sol…

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