viernes, 21 de agosto de 2009

Entre pétalo y espina


No todo se ve blanco o negro, hay matices. Los matices alegran el alma, hacen la vida más sencilla. El existir consta de decisiones. Muchas veces se puede llegar a perder, a confundir, a divagar; entre un pétalo y una espina. El pétalo es terso y suave, y así se muestra el agradecimiento y la ternura, mas un pétalo se daña fácilmente, siente el dolor y la traición.


Cuando el pétalo se cansa de luchar, se convierte en espina, y tiende a maltratar a quien intente acercarse, sin importar su intención, pues teme terminar marchito y olvidado. Eso sería triste, imperdonable. La belleza pura de un pétalo teme dejarse ver por desasosiego…


La espina saca su filo, se protege dentro de esa coraza que la vida la hizo construir. A veces no se da cuenta de lo que ocurre fuera de su mundo, está contra él. El resguardo de la esencia de una flor está en sus espinas. Debe protegerse por sí misma, no tiene quien lo haga por ella…


Al ser espina, solo espera volver a confiar. Espera encontrar la brisa que la despoje de su caparazón, de sus ropas y de su despecho. Punza y hiere, pero al fin y al cabo quiere escapar. Sus raíces la mantienen atada. El aire la llama, y la invita a ser pétalo, a mostrarse tal cual es; color carne.


La luz del sol acaricia su exterior, para llegar a su alma. Alma que lucha por salir de su encierro y ser pétalo. Sentir el rocío de las mañanas y el viento por las noches. No todo es blanco o negro… Lo sabe, y disfruta saberlo. El pétalo se asoma a la luz. Es tan solo un capullo que ha comenzado a florecer. Capullo que salió de una espina…que antes era pétalo.

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