martes, 15 de septiembre de 2009

El hoy solo se vive...

Hay días de días, el tiempo habla por sí solo. Una sonrisa, un abrazo, una mirada, una caricia, una palabra o una lágrima. Elementos de la vida, de la existencia. La esencia de la libertad, el punto exacto de la felicidad.
Hay un momento preciso donde todo se combina, se conjuga para deleitarnos con una gota que nos alimenta el alma. Eso es más que suficiente, no se necesita de un plan elaborado, de una estrategia, ni de tácticas para alcanzar la felicidad.
Hay risas que salen del alma, hay momentos, hay compañías, hay lugares y también situaciones. No se trata de buscar, en este mundo todo llega por si solo. No cae del cielo,ni sale de la tierra; solo llega, a su debido tiempo. El destino no juega, no es concreto; es una mezcla de circunstancias y del tiempo. Asumiendo que existe un destino. En todo caso eso está por verse...
Mientras: la vida corre, el tiempo fluye, se acaba. El final siempre es incierto, llega de imprevisto. No se trata de atenerse al final, sino de vivir, luchar, disfrutar y amar. El momento. Un impredecible haz de tiempo, un segundo o un minuto, quizás toda una vida...
El hoy se vive, se siente, se piensa, se disfruta, el ayer solo se recuerda. El pasado está en otro lugar, ya no se ve, no se puede cambiar, solo queda aceptarlo. Al presente hay que comprenderlo, desearlo, tomarlo y aceptarlo tal cual. El futuro es incierto.

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