miércoles, 30 de diciembre de 2009

Esa sensación

Sentir cómo se eriza la piel. Sentir una caricia inesperada en la oscuridad. Inesperada, pero tan ansiada a la vez... Cómo el vestido se desliza y la tela baja por la piel desnuda. Cómo el frío compenza a recorrer mi cuerpo, pero no dejas que siga y me acaloras más.


Cómo tus manos delicadas desvisten mi cuerpo dembloroso, arrancándo lo que encuentren a su paso, lo que estorba para sentir con plenitud.


Labios y piel, ese calorcito que se siente justo antes de que nuestras bocas se toquen, se besen. Ese momento en el que las palabras sobran y las caricias llenan el aire.


Cuando los corazones laten tan fuerte que casi puedes oir mis palpitaciones sin necesidad de acercarte a mi pecho. Haces que mi cuerpo se estremezca, que tiemble, pero no de miedo.


Es esa sensación, sensación de no tener nada que proteja el cuerpo, ni el alma, pero aún así sentirnos seguros y protegidos, por el cuerpo del otro, por la igualdad de condiciones.


La espalda es mi parte del cuerpo favorita, recorrerla con mis manos me produce escalofríos y sentir tus dedos sobre la mía me produce esa sensación, si, ya sabes. esa misma.


Besos en el cuello, mordiscos en la espalda, manos en las caderas, mi pecho contra el tuyo. Deseo. Tan erótico como un tango, tan delicado como un pétalo en la mejilla.


Pienso en rojo, el rojo de nuestros labios, de la sangre que corre descontrolada por nuestros cuerpos, llenos de deseo y pasión. Cuando mis ojos encuentran los tuyos, llenos de satisfacción y felicidad. Esa es la sensación.


Se llama amor.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Una muñeca rota...


Por qué romper una muñeca? Si ella nunca quiso hacerte daño... Jugaste con ella hasta cansarte, hasta cansarla, finalmente.

Te aburriste y la tiraste a la basura, con los demás papeles, para ser desechada y olvidada. No sabías que la muñequita tenía corazón, tan solo era tu juguete del que te acordabas cuando te cansabas de los carros a control remoto.

En una habitación está la muñequita, con su corazón lastimado y el alma herida. Pero sabés cual es el peor daño que le causaste? No tenés ni la menor idea. No sabés cómo fue que llegó a esa esquina de la habitación siquiera. No sabés porqué ahora sus ojos lloran.

La muñeca hizo su camino, dejó de ser desecho para envolverse en una caja plástica, brillante y nueva. Las instrucciones fueron cambiadas, son nuevas y no son sencillas: Manéjese con cuidado por ser un material frágil. Sólo eso? No. Es mucho más complejo.

La muñeca en un estante sonreía, mostrando al mundo sus dientes con una mueca falsa para parecer nueva, así los niños que la vieran la iban a querer. Nada le preocupaba, el empaque estaba sellado y las instrucciones claras, no había posibilidad de equivocarse.

Lo que la muñequita nunca entendió es que ella no estaba nueva, y por más que lo pensara, que lo deseara, nada le iba a devolver su inocencia y nunca volvería a ser la misma muñeca. Hasta el material de que está hecha se debilitó y ahora se desvanece entre los dedos, se lo lleva el viento...

Ella pensó que de su empaque no iba a salir, que el plástico brillante la iba a proteger, le iba a tapar sus heridas. Inocente muñequita, sin razón... Por eso ahora sufre.

Por un impulso se dejó sacar de su empaque, por el niño que estaba ansioso por verla, sentirla, mostrarla, que le prometió a la muñequita que iba a seguir las instrucciones. O quizás ella imaginó ese momento, tal vez las instrucciones nunca fueron leídas, tal vez nunca existieron...

El error fue dejarse adueñar, dejarse maltratar sin ver. Por tener los ojos vendados. Ahora sabe que nunca volverá a ser nueva y que el daño es irreparable. En aquel entonces ella lo pudo detener, pero estaba sumergida en la oscuridad de aquel abismo, del cual no podía salir.

Ahora solo queda aceptar la verdad; es una muñeca rota por dentro y por fuera y hasta no encontrar a alguien que la quiera tal cual es..no volverá a sentirse nueva.

Agonía


Pantalla en blanco y lágrimas en los ojos. La neblina penetra su cerebro confuso, la sangre cual riachuelo la recorre en un hervor que le eriza la piel. Es pecado y es angustia.

Un frío intenso penetra sos órganos hasta llegar a su ombligo y tiene esa nauseabunda sensación de que no existe nada en la página siguiente.

Se complica cuando el miedo no la deja aceptarse como es, cuando no la deja vivir ni morir. Levita entre los dos mundos, evitando que una mala decisión la haga perder el equilibrio. Ese equilibrio que tanto le ha costado encontrar. Que tan fácilmente pierde, cada tarde de abril, cada madrugada de diciembre.

La aguja del reloj dejó de moverse y la cuenta del tiempo la lleva solo en su cabeza. Eso la hace agonizar y cada vez que percibe un movimiento, aquí, a su derecha...perpetúa el momento y paraliza sus latidos.

Se siente morir por un segundo, o quizás dos. Cómo saberlo si ya la cuenta la perdió hace tiempo?Ahora lo que transcurre son los sentimientos, que vienen y van.

El predominio lo tienen los sentidos, porque en ese momento no piensa, no razona. Sabe que puede... pero tan solo decide congelar su raciocinio.

Y qué tal si el instante se hace más grande de lo que está escrito a ser? Ella es débil, y ella lo sabe, él lo sabe. Es vulnerable e insegura. Un latido, solo un impulso, la puede hacer flotar o caer.

No puede pensar, sus dedos se mueven por cuadros grises sin siquiera verlos y sus agallas salen a flote en el peor momento. Es acá donde debe entrar la cabeza, si no lo hace será muy tarde y de un impulso se romperá el diamante.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Idealizándote, idealizándome...


Cuando creemos que el momento no podría ser mejor ni la llegada podría ser más oportuna, cuando el sol brilla hasta cegarnos con su luz, cuando el mundo por fin es de NUESTRO color, el color de nuestra imaginación...Un color perfecto ante nuestros ojos.

Y aquí es donde todo se cuestiona. Qué es la perfección? Ante cuáles ojos vemos lo perfecto? Realmente es perfecto? Dicen por ahí que la perfección no existe. Sin embargo si nos da felicidad, si saca una sonrisa sincera, se acerca infinitamente a la perfección...


Aveces nos dejamos vencer por los obstáculos de la vida, de la muerte, del dolor, del amor y del alma. Tal vez hay forma de combatirlo, pero un soldado que se siente derrotado, no puede ver de manera objetiva su pérdida... Tan solo idealiza.

Que la luz se refleje en un ángulo de 27 grados, ni más ni menos. Que el tono no sea tan gris, pero tampoco tan verdusco, más bien hundiéndose en el azul del mar. Conste, del mar y no del cielo, sin confundir porque se aleja de su perfección. Así es, SU perfección, tal y como ella lo idealizó.

Y si lo ve desde este ángulo le gusta, pero desde aquel otro le provoca náuseas. Sí, es difícil complacerla. Pero es lo mismo, ante los ojos de otros. Ella lo quiere perfecto, que la complazcan al máximo.

Pobre princesa, cree que le va a gustar así mañana, o en una hora, o en un abrir y cerrar de ojos. Cuando lo mire con otros ojos, con ojos cansados, con ojos enojados o tal vez con una cortina de lágrimas que le impida ver los detalles, se dará cuenta de que es tan solo un ideal, fue tan solo un ideal.

Pero y cuando la princesa vea que ya no es igual? Y cuando se de cuenta de que las cosas no permanecen tal y como las dejamos, tal y como las queremos, las idealizamos, las idolatramos. Que pasará con la carita de la princesa? Su corazoncito de cristal? Será que el cristal es aveces más fuerte que el acero? Y si idealiza su cristal?

La princesa es ahora idealizada. Sabe de sus defectos, aunque es muy orgullosa para revelarlos o admitirlos siquiera. Sabe también de sus virtudes, y hasta cuando no son tan grandes, las exagera, las idealiza. Para gustarles? No. Para gustarse.

Así como ella se idealiza para querese a ella misma, otros la idealizan a ella para quererla tal cual es. Es falso que todas las rosas son lindas, tan falso como que cualquiera se deja domesticar.

La mente crea ideas, ella cierra los ojos para ver qué ideal tiene ahora en su hemisferio. Cuando logra visualizar algo perfecto, siente placer y cree que lo obtendrá. Al darse cuenta con el tiempo que es tan solo un ideal, su corazón de cristal se debilita, pierde sus propiedades de acero, que ella misma inventó, que ella idealizó.

La perfección no existe. Ella tiene defectos y por más que los oculte o que los idealice, para que disfrazados no parezcan rocas que laceran su pecho, algún día, en un amanecer, cuando el resplandor de la puesta de sol haya dejado de embellecerlos, cuando la oscuridad de la noche haya dejado de esconderlos entre sus sombras, saldrán a relucir.

Allí es donde estará completa, allí y solo allí aprenderá a quererse a ella misma tal cual es y logrará que los demás la quieran, la acepten y la conviertan en su ideal eterno.

Su ser inmerso en una mirada penetrante será idealizado por él, como en un principio, cuando conocía tan solo el acero, ahora aprendió a amar el cristal.